El ser escuchado trasciende a ser una necesidad casi vital para los que opinamos técnicamente. Es a través de este ejercicio de comunicación como las relaciones y las acciones se van fortaleciendo y los vínculos entre la sociedad se hacen cada vez más estrechos.

En meteorología, esta necesidad nos acompaña desde siempre. Necesitamos saber que somos escuchados. ¿Pero cómo lo medimos? Pues cuando vemos que nuestra sociedad está avanzando gracias a tus opiniones. No importa quién realice las obras, bien por ellos. Lo importante es el bien común.

En el Perú, gran país donde se desarrollan más del 90% de los climas mundiales, estamos obligados a que la predicción meteorológica sea parte del análisis económico en todas las cadenas productivas de nuestro país. No pensemos solo en Lima, donde el clima es muy plano.

Pero hay un problema. Los pronósticos certeros nacionales requieren tecnología, pero con información nacional. De nada sirve copiar la data internacional y traerla. Eso es lo que nos ha hecho daño y ha permitido, con los diferentes errores, crear dudas comprensibles a los gestores de desarrollo. Estamos mejorando gracias a la interacción, pero falta más aún.

Siento gran satisfacción y orgullo por mis colegas meteorólogos, pues estamos siendo tomados más en cuenta cuando vemos cómo el país enfrenta en forma proactiva y prospectiva los fenómenos naturales a los que nos enfrentamos y enfrentaremos.

Es una meta no muy lejana llegar a hacer que los fenómenos naturales se conviertan de desastres a beneficios.

Nuestra naturaleza y nuestra gran historia así nos lo demuestran. Saber vivir con ella es otra estrategia que debemos analizar.