La cara visible del Socialismo del siglo XXI es un dirigente de microbuseros de Caracas (1991-1998) que fue formado por el PC Cubano. Deben estar bien caídos de cuadros como para escoger a una persona que habla de “multiplicar los panes y los penes”.

Lo que preocupa no son los bloopers mentales de alguien que ha sido miembro de la Asamblea Constituyente (1999-2000), diputado de la Asamblea Nacional (2000-2006), ministro de Relaciones Exteriores (2006-2012), presidente de Venezuela a partir del 5 de marzo del 2013. Lo que preocupa es que alguien tan limitado -profesional y moralmente- haya ocupado tan altos cargos. Pobre Venezuela.

Los sueños del socialismo nunca han podido frente al realismo del mercado: la inflación en Venezuela es 70% al año y se tiene la perspectiva de cierre 2015 de 180% con una contracción del PBI del 7% a pesar que el déficit fiscal será del orden de 21.8%. El imperialista US$ no entiende de socialismos bananeros: cuando Maduro asumió el cargo, su precio era 20 bolívares; para febrero 2015 cuesta 260. El “desempleo oficial” es del orden del 5.5%.

La “guerra económica” significa que el 32.1% de la población es pobre (con Maduro hay 1.79 millones más de pobres), la convivencia social es insufrible, pues tienes 24,980 homicidios al año. La respuesta al “acaparamiento” es meter preso a los empresarios y/o nacionalizar a las empresas. Lo que no se dice es que el Estado le debe al sector privado $10 mil millones por lo que ellas no pueden importar (además se tiene un régimen de control de cambios tipo MUC con toda la corrupción que ello implica). Para el 2014, las importaciones cayeron 30% y en lo que va del 2015, cayeron 18.2%. La cereza de la torta es la escandalosa corrupción que carcome las bases mismas del país: el narcotráfico patrocinado desde las alturas del poder.