Decía Bertrand Russell que los científicos se esfuerzan por hacer posible lo que es imposible; los políticos, en cambio, por hacer imposible lo que es posible. Sensación que se confirma cuando escuchamos a la clase política al término de las reuniones de diálogo con el Primer Ministro.

Se trata de ponerse de acuerdo para transitar en democracia y armonía de un gobierno actual al que le sucederá. Pero en cuanto los políticos están frente a un micrófono, tienen el arte de reducir los esfuerzos de concertación del Premier a algo como un formalismo y una pose para la foto.

Parece que no comprenden que la base de la democracia es el diálogo y la capacidad de “conectarnos” entre todos hacia objetivos e intereses superiores. Olvidan que el Perú necesita ser gobernado todos los días y no solo a partir del 28 de julio del año que viene. Y que no estamos en una pausa-café de siete meses de aquí a abril, en la que se paralice toda gestión hacia un mayor desarrollo.

A los gobernadores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, sí les vale la pena el diálogo y vienen a ello a Lima, que será anfitriona y sede de su Reunión Anual. El Perú estará “en vitrina”, como ya quisieran otros países…

Y mientras tanto, los múltiples partidos y partiditos se dedican a sus disfuerzos pre-electorales, como dueños de la verdad y de soluciones salvadoras, que solo podrían llevar al callejón sin salida o al choque de trenes.