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Más que nauseabundas las declaraciones que ha dado este fin de semana al diario La Tercera de Chile https://www.latercera.com/noticia/armisticio-jaime-castillo-petruzzi/ el terrorista, asesino y secuestrador Jaime Castillo Petruzzi, recientemente liberado tras pasar 23 años preso en el Perú por ser integrante de la banda delictiva Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), quien no muestra el menor arrepentimiento por los crímenes que cometió en nuestro país.

Es más, este sujeto que admite haber sido el responsable de la “planificación logística y estratégica de la unidad especial del MRTA encargada de secuestros y atentados”, dice que es un insulto que lo califiquen de “terrorista”, pues todo era “una acción de justicia, de reparación a nuestro pueblo”. En el colmo del desparpajo, este criminal dice que los asesinatos de los empresarios cautivos Pedro Miyasato y David Ballón -nombres que ni siquiera recuerda- fueron un “mal manejo” de sus compinches.

El delincuente en mención, al que el diario chileno llama por momentos “revolucionario”, admite haberse enfrentado a balazos con el Ejército en la región San Martín, justifica los secuestros, que llama “retenciones”, pues dice que solo era para “amedrentar” a gente involucrada en la “explotación del pueblo”, y afirma al final de la extensa nota que no se arrepiente de lo que hizo, que no reniega de nada y que ha sido consecuente con su “verbo y acción”. Repugnante.

Lo peor no es que por esas cosas absurdas que solo pasan acá, a este sujeto se le haya revocado la cadena perpetua que se le impuso en el gobierno de Alberto Fujimori, por la de 23 años que acaba de cumplir, sino que hasta hoy, pese a los crímenes reconocidos por el MRTA, haya gente que pretenda lavarles las caras tratando de meterlos en la política y en el día a día de los peruanos. Ahí está el Frente Amplio con sus excandidatos proterroristas y su “amistad” con Alberto Gálvez Olaechea.

El terrorista Castillo Petruzzi es una muestra de que criminales de esta calaña no cambian, pese a la prisión. Bastante suerte ha tenido como para que no siga preso por el resto de su vida por los crímenes que él mismo reconoce. Pero claro, para sus amigos de la izquierda peruana eso es “revolución” y “lucha por la igualdad”. No sería raro que en unos años más lo veamos escribiendo columnas en medios “progres” locales, o dando lecciones a sus simpatizantes que participan acá en la política.