Los gatos pueden ser un buen método para luchar contra el terrorismo. El terrorismo es un método de confrontación donde, a diferencia de la guerra tradicional, no gana el que más bajas le causa al enemigo. Es obvio que los que están contra los terroristas son numéricamente superiores, pero eso no es necesariamente una ventaja ni garantía de triunfo. Porque lo que busca el terrorista es aterrar, causar terror, envolver y paralizar de miedo a sus víctimas. Y ante los atentados, a las fuerzas del orden les es imposible pedirle y conseguir que la sociedad a la que defienden no tenga miedo, o que continúe con su vida normal, como si nada ocurriese. Por eso, desde el nacimiento del terrorismo moderno, se ha considerado que la información es una de las armas del terrorismo y también de quienes se le enfrentan. La dosificación adecuada de la información y no ser usada como vehículo de transmisión de los mensajes de la subversión para alarmar a la población es expresión de buen manejo de esta crisis. En el caso de los medios es condición primera tener claro qué es lo que buscan los terroristas, para que en el tratamiento de la información no se contribuya a los fines de los extremistas. Los franceses, por ejemplo, lo han entendido muy bien cuando en los últimos días han inundado las redes sociales con imágenes de gatitos. Están usando a los gatos como símbolo de una sociedad que quiere seguir comunicándose, pero no está dispuesta a que su información contribuya a facilitarles las cosas a los terroristas. Se dieron cuenta, oportunamente, que tuitear sobre los operativos y la presencia de policías era advertirles a los terroristas. Para eso tienes que, previamente, haber tomado partido, dejar de lado la neutralidad o indiferencia. Cada ciudadano debe ser un gato dispuesto a cazar ratones.