Confrontación: el camino equivocado
Confrontación: el camino equivocado

El presidente Humala y el titular de la PCM, Juan Jiménez Mayor, están cometiendo el grave error de arremeter contra medios críticos y políticos opositores por señalarles las graves deficiencias en materia de seguridad ciudadana, descalificándolos y agraviándolos. Se equivocan. Deberían acudir a la unidad del país en pos de un objetivo nacional, que es reducir al mínimo la criminalidad.

En lugar de abrir la cancha, de convocar consensos, de pedir apoyo y colaboración a todas las fuerzas políticas e instituciones de la sociedad civil, y a los propios medios de comunicación, el Gobierno se atrinchera "en sus cuatro", muestra cero permeabilidad y defiende a rajatabla a su ministro del Interior y su director de la PNP, como si les estuvieran afectando "el eje de flotación" de la gestión.

Qué grave error. Es lo mismo que hasta no mucho hacía Susana Villarán en la Alcaldía cuando sus ahora aliados del PPC le hacían notar sus errores y ausencias en diversos aspectos.

La seguridad es de aquellos temas que, por su gravedad y gran afectación a todos los estratos sociales del Perú, debiera suscitar el liderazgo del Presidente en pos de la unidad y un cierra filas antes que divisiones y enfrentamientos.

Por ejemplo, en la presentación del señor Pedraza, titular del Interior, prevista para hoy en el Congreso, este debería formular un llamado a la unidad y al compromiso de todas las fuerzas políticas detrás del mismo objetivo, con asignación de responsabilidades y compromisos de todas las partes.

Mientras que por el lado de la acción directa, antes que anunciar medidas efectistas pero poco sostenibles en el tiempo, como el caso de los 1000 nuevos policías a las calles (sin que sepamos adónde y cómo), con la reactivación del activismo político de la izquierda radical en zonas mineras, sería una muy buena muestra de un cambio de actitud de nuestras autoridades conocer si, por ejemplo, ya se tiene identificados a los agitadores que luego de mandar a bloquear carreteras usando, mintiendo y manipulando a madres y niños para luego desaparecer por arte de magia hasta su nuevo objetivo político.

O, por ejemplo, saber cómo se va a actuar en Puno una vez concluido el tiempo previsto para el empadronamiento de mineros artesanales e informales. O también, por ejemplo, cuál va a ser la estrategia a seguir para brindar seguridad en el VRAEM con miras a no dilatar más las obras de ampliación del ducto de Camisea, que es el insumo con el que trabajan las empresas que generan el 40% de la energía eléctrica del país.

El Gobierno tendría mucho que ganar si modificara su actitud dejando la confrontación y la intolerancia de lado y optando por las sumas y el consenso. La soberbia no es buena consejera. Todo indica que su alta aprobación, antes que un activo, se está convirtiendo en un lastre para hallar soluciones reales a los problemas más importantes del país.