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La semana pasada hemos sido testigos de un caso típico de intento de tráfico de influencias en el gobierno del presidente Kuczynski. La actuación revelada de su asesor en temas de salud Dr. Moreno ha motivado una enérgica reacción de todos los peruanos, ya que se trataba de lucrar atentando contra aquellos que usan el Seguro Integral de Salud.

Cuando un partido alcanza el poder, desnuda su carencia de cuadros y es víctima de infiltración de personas que llevan años preparándose para usufructuar los puestos estatales, con un modus operandi invariable que consiste en tener un afinado CV y luego empezar a arribar personalidades del nuevo gobierno a quienes contactarán a través de amigos del colegio, universidad, club deportivo, etc., y se ponen a disposición con la voluntad de “servir” al país. Les interesa el cargo independientemente de la remuneración, ya que su lema es “en el Estado se puede ganar poco pero se hace mucho”. Asimismo, postulan a cargos de todo rango, “total, están preparados para asumir cualquiera”.

Otros consideran que vivir del Estado es mejor mediante consultorías, así que conforman su consultora especializada en temas de gobierno y siguiendo el mismo método a través de sus infiltrados llegan a ofrecer propuestas innovadoras para solucionar los complejos problemas nacionales. Lo más triste es que se trata de copias de otros estudios presentados a gobiernos anteriores, pero les rinden pingües ganancias.

Finalmente, debemos pedir disculpas a las honrosas excepciones, aquellos que se ofrecen para servir al Perú.