La Habana: el 17 de diciembre pasado, Raúl Castro y Barack Obama hicieron un anuncio en simultáneo que sorprendió al mundo: ambos países reestablecerían relaciones a nivel diplomático, rotas desde 1961.

La geopolítica energética explica este sorprendente resultado: Cuba no padrino. Con un barril de petróleo a $40; Rusia, Irán y Venezuela están en serios problemas fiscales y no pueden mantener a los cubanos. El propio Nicolás Maduro tuvo que hacer una lastimosa gira mundial limosnera sin resultados. Es por ello que el dólar oficial en Venezuela se cotiza a 70 bolívares y en el mercado negro a 174 bolívares. Tan mala es la situación, que los cubanos que van a trabajar a Venezuela tiene que llevar sus propios abarrotes.

Venezuela envía 130 mil barriles de petróleo a Cuba por día. Raúl Castro sabe que ese subsidio se cortará antes de Semana Santa, pues el régimen de Maduro cae por las leyes de la economía y el descontento social. Hay un límite a lo que pueden hacer el servicio de inteligencia cubano con un líder inepto y sin recursos financieros. La ideología no reemplaza a los estómagos vacíos ni al papel higiénico. Tan crítica es la situación, que ninguno de los hermanos Castro irá a la juramentación del cargo de Evo Morales y por ello han mandado a una vicepresidenta. Además, Bolivia no les aporta nada y a Evo lo tienen como el exótico subalterno en la región.

En las negociaciones del 21 y 22; lo que los EE.UU. ha ofrecido son 20 mil visas por año, extraditar cubanos presos y quitar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, pero se mantiene la Ley de Ajuste cubano. Desde el viernes 16, los americanos ya pueden venir con su pasaporte y sus tarjetas de crédito funcionan aquí. Cambio total e irreversible.