A 25 años de la captura del cabecilla terrorista Abimael Guzmán, algo tiene que caminar mal en el Perú para que este criminal y su “ideología” sigan vigentes no solo por la injusta puesta en libertad de miembros de su banda, sino también por la manera en que poco a poco van ganando espacios con grupos de fachada que, a manera de ejemplo, incluso se dan el lujo de arrinconar al Gobierno a través de una huelga de profesores. Y todo esto pudo y puede evitarse.

Resulta inexplicable que pese a la alta peligrosidad de los senderistas, desde inicios del nuevo siglo se hayan relajado sus condiciones carcelarias y se haya suavizado la dura pero justa legislación penal que castigaba sus delitos. Muchos de los que inicialmente fueron condenados a prisión perpetua vieron rebajadas sus sanciones y hoy los tenemos en las calles o a punto de salir, como la terrorista Maritza Garrido Lecca, quien estará dejando el penal quizá mientras usted lee estas líneas.

Hace pocos días, en un hecho casi surrealista, hemos visto al sentenciado por terrorismo Alfredo Crespo, abogado de Guzmán y cabeza visible del Movadef, haciendo de defensor legal de los deudos de uno de los fallecidos en El Frontón. Si hubo excesos en la isla penal, que se sancionen, pero a juzgar por la presencia de Crespo en el proceso, ¿alguien puede creer aún que los fallecidos eran unos angelitos? Recordemos que hubo tres marinos muertos en el enfrentamiento.

Tenemos entonces a Sendero Luminoso, a través del Movadef, actuando de igual a igual con jueces y fiscales en una sala de juzgamiento, como parte del sistema. ¿No era que la banda de Guzmán era un grupo criminal y que sus miembros deberían estar presos? Pues no. Ahí los tenemos, ya no con un petardo de dinamita ni un machete en la mano para matar a campesinos, como en Lucanamarca, sino haciendo de abogados. Y se lo estamos permitiendo.

El Perú ha sido demasiado “generoso” con los terroristas, que deben estar más que felices y riendo de que se les den tantas posibilidades de actuar en una sociedad que parece no haber padecido lo suficiente durante 37 años de terror que no acaban. Muestra de esto es el reciente asesinato de tres policías en Huancavelica. Mañana se cumplen 25 años de la caída de Guzmán, pero se ha podido hacer mucho más contra el terrorismo, que poco a poco avanza.