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En un artículo publicado en abril del año 2001, que aún tiene plena vigencia, Jorge Enrique Payet decía: “Uno de los temas de campaña a los que aluden de modo unánime todos los candidatos es la descentralización. Es casi un consenso nacional que el modelo centralista ha condicionado negativamente el desarrollo económico del Perú. Hasta ahora las propuestas programáticas planteadas inciden en el análisis macroeconómico del fenómeno centralista como si fuera posible enfocar y solucionar el problema al margen del estudio de sus causas y consecuencias históricas”.

Quince años después, durante los cuales se han realizado tres campañas presidenciales, Payet insiste en el tema. Desde su punto de vista, aún es necesario señalar lo siguiente: “Todos los países para desarrollarse establemente requieren de elementos que los mantengan cohesionados a lo largo del tiempo. Estos factores aglutinantes pueden ser de carácter coercitivo o consensual, es lo que Montesquieu denominó Contrato Social. Cuando sobresalen los primeros, la viabilidad de los Estados tiende a perdurar, solo cuando los mecanismos de coerción y las instituciones que los ejerzan duren”.

Me parece pertinente señalar que el autor usa el verbo coercer en el sentido de contener, sujetar, reprimir. En dos artículos, publicado en el diario Expreso, este destacado intelectual usa un ejemplo que aclara su posición: “Finalmente y más cercano a nuestra realidad latinoamericana, podemos apreciar el caso de México que, a partir del Movimiento Indigenista Patriótico de Benito Juárez en el siglo XIX y la revolución anticlerical contra Porfirio Díaz en 1911, surge como una nación orgullosa y cohesionada en su casi totalidad, al punto que a pesar de sus 71 años de gobierno monopartidario logra transición exitosa hacia la plena democracia encarnada en el presidente Fox”.

Bajo el título “Descentralización e identidad nacional”, Payet Morey escribió lo siguiente: “Al surgir el Perú a la vida independiente se hereda un territorio pluriétnico y pluricultural cuyos elementos de aglutinación consensual casi no existen más allá de la religión. En este modelo, que subsiste hasta nuestros días, el que los gobernantes peruanos civiles o militares han sido incapaces de superar y por ende de generar una identidad nacional en un esquema consensuado de desarrollo, es decir, un proyecto nacional. Por ello nuestras Constituciones siempre han sido frondosas en artículos y regulación que pretenden encubrir la incapacidad de contestar a la pregunta ¿en qué creemos todos los peruanos? ¿Hacia dónde deseamos enrumbarnos juntos? Que diferencia de la Constitución de Estados Unidos, que con solo 7 artículos subsiste incólume desde hace más de 200 años”. Payet insiste, aquí y ahora, que debemos ser conscientes de que antes de pretender reinventar o refundar la República conviene definir la identidad nacional en torno a valores y sentimientos comunes positivos. Según su propuesta, que sigue siendo válida, el patriotismo del niño y joven peruano debería fundarse en ejemplos optimistas de peruanidad. En una lúcida y audaz propuesta. Payet escribió lo siguiente: “Sin desmerecer un ápice la heroicidad de Bolognesi, ¿por qué celebramos el día del ejercito el 7 de junio, fecha de la trágica derrota, y no lo festejamos mejor en torno a las campañas victoriosas del Mariscal Cáceres? ¿Por qué hacemos feriado la heroica derrota de Angamos y no la sustituimos por la victoria estimulante de Grau en Iquique?”. Con todos estos antecedentes, Payet hace la siguiente propuesta: “Es por ello que respecto de la descentralización deberíamos tomar conciencia que en el caso peruano deben primero crearse elementos de cohesión consensual que aglutinen a los habitantes del Perú en un solo proyecto nacional. Si propulsamos el descentralismo sin estos pasos previos, correremos el riesgo de desatar fuerzas centrífugas que no tengan un contrapeso y que la unidad del Perú como nación-Estado se vea comprometida en el futuro”.

En relación a los errores de Alejandro Toledo, Pedro Pablo Kuczynski declaró el 20 de octubre de 2013 en El Comercio lo siguiente: “No cometió grandes errores, pero sí admito que aceleró la descentralización sin preparación”. PPK es ahora el presidente de la República y por lo tanto el responsable de establecer una verdadera descentralización del país. Tal vez la propuesta de crear un Ministerio de la descentralización pueda servir de inicio para este propósito que es impostergable. En realidad, en su mandato tiene dos asuntos inmediatos que resolver. El primero es crear auténticas regiones y dejar de lado el error de cambiarle el nombre a los departamentos para denominarlas indebidamente como regiones. El otro, más cerca a sus conocimientos, está relacionado con el buen manejo del Presupuesto Subnacional y su coordinación con el Presupuesto Nacional. Salvo mejor opinión.