Atroz el atentado terrorista en Barcelona y, aunque sus actos macabros no tienen fronteras, queda claro que Europa sigue siendo el blanco. La pregunta que toda España se hace es por qué razón después del perpetrado en Madrid (11 de marzo de 2004), que dejó como saldo 191 muertos, ahora vuelva a ensañarse. 

Hay varias hipótesis y las voy a explicar. 1) España, junto al Reino Unido, fue la nación que acompañó a EE.UU. en su incursión contra los terroristas de Al Qaeda asociados al gobierno Talibán en Afganistán en 2001, y en la Irak de Sadam Hussein (2003), luego del ataque en las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de setiembre de 2001. No debe olvidarse que el Estado Islámico surgió de las entrañas de Al Qaeda, a la muerte de Osama Bin Laden por un comando de élite estadounidense en Pakistán (2011), y, aunque al cierre de esta columna aún no han reivindicado la autoría del atentado en Las Ramblas -el corazón del turismo en Barcelona-, no sería difícil deducirlo. 2) España, que mantiene una alerta máxima desde enero de 2015, a propósito de los atentados en París, a lo largo del mandato de Mariano Rajoy (desde 2011), presidente del gobierno español, sumamente visceral con el terrorismo y siendo un país con enorme influencia islámica -los árabes estuvieron en la península ibérica por 800 años- los extremistas los asumen como infieles. 3) El lanzamiento de la denominada “Bomba madre” decidido por Donald Trump sobre campamentos del Estado Islámico en Afganistán hacía lógicamente previsible que los terroristas tomarían una represalia en cualquier momento contra EE.UU. o uno de sus aliados más visibles. Finalmente, 4) Barcelona expresa el mayor y más visible separatismo español (Cataluña) de los últimos tiempos y en esa ciudad siempre han habido manifestaciones nacionalistas confundidas con las extremistas. Para los terroristas ese es un escenario ideal. Como en Francia y el Reino Unido, es posible que haya más atentados en España antes de dejarla.