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Alerta ha causado la reciente noticia de que el grupo Estado Islámico planeaba realizar atentados en Río de Janeiro ad portas de los Juegos Olímpicos que se realizarán en esa ciudad en agosto próximo. Tengamos presente que la globalización no es exclusiva del mundo convencional. El fundamentalismo extremista que está asociado a la zona del Medio Oriente en realidad también se ha globalizado. Me explico. No solo me refiero al uso de las herramientas de internet, medio por el cual han difundido muchas de sus acciones de terror generando pánico planetario, sino a la posibilidad de realizarlas en diferentes partes del mundo. Lo que el EI tenía previsto en el Brasil confirma que para el terrorismo no hay fronteras. Cualquier lugar del planeta -incluida América del Sur-, entonces, se ha convertido en un espacio vulnerable. En otras palabras, ya no existe lugar de l mundo que pueda ser referido como seguro. La afirmación anterior debe merecer la mayor atención por parte de las políticas nacionales de nuestros países. Ya es tiempo, por ejemplo, que en el Perú se decida la creación de la Dirección Contra el Terrorismo Internacional (DIRCOTEI), sobre la que tanto vengo insistiendo. Somos de los pocos Estados en la región que tenemos experiencia en trabajo de inteligencia contra el terrorismo y debemos ahora especializar la tarea hacia el fenómeno del terrorismo internacional. Hace muy pocos meses fue detenido en Surquillo un sospechoso que presumiblemente era miembro del grupo libanés Hezbolá. Es un indicador que no se puede soslayar. No se trata de ensanchar el aparato burocrático para darle vida a un área de especialización como la eventual DIRCOTEI. No. Debe hacerse con los recursos humanos y medios logísticos que ya contamos y dedicarlos con atención exclusiva a este tipo de amenaza exógena.