Si alguna duda quedaba sobre la doble moral de quienes se hacen llamar “defensores de los derechos humanos”, esos que suelen sacar cara por terroristas, pero jamás por militares muertos y heridos en cumplimiento del deber. Ahí tenemos el caso de Ollanta Humala, a quien le perdonaron su espantoso pasado de “Capitán Carlos” en Madre Mía y apoyaron públicamente hasta hacerlo Presidente del Perú en 2011, algo que a la luz de los hechos nunca debió suceder.

Esos que apoyaron la candidatura del “Capitán Carlos” y hasta han sido capaces de pedir a la Unión Europea el retiro de la banda armada MRTA de la lista de grupos terroristas son los que se hacen llamar “defensores de derechos humanos” cuando en realidad solo son “defensores” de sus “compañeros de ruta”, sin importarles los crímenes que hayan podido cometer. Son los que están representados en el actual Congreso por algunos del Frente Amplio.

Desde 2005 se sabía que Ollanta Humala había apoyado el “Andahuaylazo”, que costó la vida a cuatro policías (claro, no importaba: eran policías y no “activistas” o “revolucionarios”), que había sido el “Capitán Carlos” de Madre Mía y que para salvarlo de la cárcel por un crimen de lesa humanidad se pagó a testigos. Pero igual los “defensores de los derechos humanos” se fueron con el nacionalista. ¿Alguien habló de ser consecuente? ¿Qué dice Aprodeh? ¿Qué dice IDL?

Esos “defensores de los derechos humanos” son los que sacan cara por el emerretista “Tito”, pero jamás han ido a preguntar si un soldado mutilado recibió su prótesis en el Hospital Militar. Son los que quieren ver a Fujimori encerrado hasta el final de sus días, pero se preocupan por que Abimael Guzmán tenga su dieta y sus medicinas para la soriasis; son los que persiguen judicialmente a policías y militares, pero ponen abogados a presuntos terroristas y terroristas.

Los peruanos estamos notificados sobre la doble moral de esta gente que ha hecho de la “defensa de los derechos humanos” un modo de vida desde hace varias décadas. Ellos sin duda seguirán con su prédica. Sin embargo, somos nosotros los que debemos de ser muy conscientes de qué es lo que los mueve, pues la defensa de la vida y la justicia, como vemos, no lo es. Cuando los tengamos al frente, recordemos su ciega defensa al “capitán Carlos”.