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Los recientes acontecimientos violentos en Luisiana, EE.UU., con el saldo de tres policías muertos en medio de un tiroteo, crean un contexto ideal para la inestabilidad social colectiva que podría terminar beneficiando al inminente formal candidato del Partido Republicano, Donald Trump, que será así proclamado en el marco de la Convención Nacional de ese partido, que se realizará a partir de hoy en Ohio. En efecto, el excéntrico magnate neoyorquino, que durante toda la campaña ha hecho del miedo su mejor aliado, encuentra en esta desgraciada circunstancia una posibilidad más para capitalizar el miedo que cunde en el país. Precisamente, Ohio es el estado en el que las reglas sobre control de armas son sumamente permisivas y ya sabemos cómo este tema ha dominado todas las primarias en EE.UU. Es verdad que las protestas van a incrementarse próximamente, pero creo que Trump tiene bajo la manga el discurso que la gran mayoría de estadounidenses espera en el asunto específico de la seguridad. Añade en favor del candidato el hecho de que Ohio hoy ha amanecido prácticamente tomado por las fuerzas de seguridad, generando una sensación de que este asunto supone una acción coercitiva y coactiva permanentes. No se trata, entonces, del reconocimiento a los planteamientos del candidato sino de su reacción frente a un flagelo que sigue siendo una de las mayores demandas sociales y que no ha tenido solución en los últimos años. Estoy seguro de que Trump tendrá hoy las palabras precisas que la gente quiere escuchar con lo que seguirá sumando las adhesiones que necesitará para vencer a Hillary Clinton, la candidata demócrata, en las elecciones del mes de noviembre camino hacia a la Casa Blanca. El miedo, en consecuencia, estaría jugando a favor de Trump en un proceso de elecciones donde será clave la complejísima coyuntura en el país.