Se cumple un año desde que brotó incontenible el ébola y desde entonces van más de 10,000 muertos en el mundo. Una cifra dramática en un tiempo en que la medicina ha alcanzado niveles de desarrollo extraordinarios. Guinea, Liberia y Sierra Leona siguen siendo los países más vulnerables del continente africano.

Todos los esfuerzos están encaminados a que esta enfermedad no se convierta en una endemia. Es verdad que en los primeros días en que apareció el 100% de enfermos murió; sin embargo, también que descendió progresivamente hasta el 52% en los siguientes meses y en la actualidad un 30% es vencido por la bacteria.

En los últimos 40 años que se conoce de la enfermedad, unas 1500 personas murieron y desde que comenzaron los registros en marzo de 2014, el aumento se ha vuelto exponencial haciéndolo más complejo. Fue declarado epidemia por la Organización Mundial de la Salud que también, solo en el mes de marzo de 2014, identificó cerca de 1300 casos con víctimas mortales que supera los 750. Conviene recordar que el ébola tiene como huéspedes naturales a los monos, gorilas y murciélagos y es altamente contagioso entre humanos por su eficacia en el contacto directo por sudoración, saliva y otras secreciones. Los casos identificados fuera de África han sido controlados, quizás por ello el eco de su impacto ha disminuido. Así es. En Estados Unidos y España las medidas de prevención fueron extremas apenas la enfermedad fue cobrando víctimas.

El trabajo posterior para combatirlo continúa, pero las medidas no cuentan con el apoyo en la dimensión de los primeros meses. Según los científicos, el ébola puede arreciar incontenible si persiste la carencia de políticas públicas principalmente en los Estados africanos, que son enteramente vulnerables; sin embargo, combatirlo y acabarlo es una tarea de toda la comunidad internacional.