El Alan que temen
El Alan que temen

Un hecho que me viene llamando la atención es por qué los principales ataques del Gobierno se dirigen a Alan García y no a Keiko Fujimori. Al fin y al cabo, Keiko es sólida puntera hace más de un año con un inamovible tercio de la intención de voto, mientras García apenas roza el 10% en las encuestas y con varias espadas de Damocles encima de su cuello -desde “narcoindultos” a “petroaudios”- que lo convierten en aparente presa fácil. Además, García tiene muy fresco el recuerdo de su último gobierno. ¿Por qué, entonces, tanto ensañamiento, al que se suman hasta periodistas antiapristas que hoy hacen de comparsa de Ollanta y Nadine?

Se me ocurre que una razón es que el expresidente proyecta una imagen de temor por su reputación de ser el mejor candidato -competidor de elecciones- que ha dado el Perú en los últimos setenta u ochenta años -me detengo ahí porque Leguía era otro monstruo-. Un García que alcance 10 puntos más en campaña y que entre a una segunda vuelta sin duda mete miedo.

Además, el nacionalismo sabe que un gobierno fujimorista tendría que hilar muy fino para activarles procesos de investigación a los miembros de la actual administración, so pena de tildarlos de “revanchistas” y “totalitarios”, algo que no quieren recibir de cara a limpiar su imagen. Pero la música sería muy distinta con el Apra de regreso. Dotado de una maquinaria partidaria, organizada, disciplinada y, seguramente, con una bancada potente en el Congreso, saben los nacionalistas que los apristas tienen más “calle política”. Por tanto, tienen claro que serán cinco años de enormes sobresaltos donde abundarán las comisiones investigadoras para temas desde la Línea 2 del Metro de Lima hasta los vestidos de Nadine.

Entonces, tal parece que el nacionalismo, viendo imposible ganar la próxima elección con la caída del inconstitucional proyecto de reelección conyugal, juega sus cartas a debilitar al Apra, para lo cual es coherente levantar a PPK. Los nacionalistas saben bien que, aunque García no lo reconozca, este debe tener la sangre en el ojo por estos cuatro años en que Humala se burlaba de su sobrepeso y Urresti lo acusaba de infiel y soberbio. Cuando menos, no veo a Alan parando la mano a una maquinaria aprista que desde el poder decida desatar la réplica y darle su vuelto al nacionalismo, moneda por moneda.

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