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El probable triunfo de Pedro Pablo Kuczynski en la segunda vuelta ha generado una gran cantidad de explicaciones. El respaldo de Lima, el apoyo de los peruanos en el extranjero, el sólido sur, etc. A ello hay que agregarle el voto del centro del país, que fue fundamental para que PPK no sea aplastado en Junín, por ejemplo. Es innegable que los colectivos antifujimoristas y Verónika Mendoza tuvieron mucho que ver en ello.

En Junín, Keiko Fujimori había ganado la primera vuelta con un 43.44% de votos y PPK solo llegó al 21.20%. El Frente Amplio era segundo con 22.45%. Según todos los sondeos, la candidata de Fuerza Popular iba a arrasar aquí, no en vano ese partido había logrado ganar tres curules al Congreso de cinco en disputa. Y si a ello agregamos que el expresidente regional y excandidato presidencial Vladimir Cerrón hizo una campaña por el voto blanco y viciado, la situación era grave para Kuczynski.

En la última semana todo cambió. Las encuestadoras decían que en Junín había una intención de votar blanco o nulo de 18.8% y la realidad decía que era de 19.2%, según las cifras oficiales de la primera vuelta. Sin embargo, a la hora de la verdad esta votación se redujo a 5.2%. Casi todos esos votos se fueron a PPK, que llegó hasta 48.9% de respaldo, mientras Keiko logró 51.04%. Si así sumaran los porcentajes de Verónika Mendoza y PPK de la primera vuelta, este no hubiera llegado a las cifras actuales.

En Huancavelica también sucedió algo igual. Luego del llamado de Verónika Mendoza al voto por PPK los nulos y viciados bajaron de 25.7% a 9.5% y Kuczynski venció por 56.98 a 43.011%. Un gran respaldo a un candidato que nunca llegó a esta región en segunda vuelta, todo lo contrario de Keiko, que visitó muchos de estos pueblos.