El Congreso de la República, una de las instituciones más devaluadas del país ante los ojos de la población, vive hoy su Día D, su hora cero.

Y es que tras un funesto año bajo el mando de la nadinista Ana María Solórzano, una nueva Mesa Directiva tomará la posta esta mañana y las alternativas son dos: Vicente Zeballos, secundado por Solidaridad Nacional y el rótulo de lista oficialista; y Luis Iberico, la carta jugada por los apristas y fujimoristas.

Queda claro, entonces, que a priori la gran perdedora de la jornada será Gana Perú, la bancada del Partido Nacionalista que -como sabemos- es feudo de Nadine Heredia.

Aun en la eventualidad de que Zeballos gane la elección, los Abugattás, Gamarra, Gutiérrez y Otárola ya no tendrán los aires suficientes para mayores altanerías en el hemiciclo. Como bien se dice, una cosa es con guitarra y otra con cajón. Ergo, una cosa es estar a la cabeza del Parlamento y otra en el mero papel de aduladores para que la desgracia no sea mayor.

Los dos postulantes, en ese orden, han hablado de hacer respetar la autonomía del Congreso y de centrarse en las funciones inherentes a la tarea parlamentaria, es decir, legislación, fiscalización y control político, y representación.

En líneas generales, ese es el diagnóstico del actual Poder Legislativo. No más dependencia de Palacio de Gobierno ni estancamiento de leyes en favor de las mayorías. La gente exige que se honre su voto y que el Congreso deje de ser escenario de escandaletes y discusiones banales. Corren las apuestas.