El dilema de Obama sobre Iraq
El dilema de Obama sobre Iraq

El presidente Obama ha enviado a John Kerry, su vicepresidente y secretario de Estado, a una gira por el Medio Oriente. El viaje de Kerry, especialmente a Iraq, refleja la mayor preocupación de la Casa Blanca en la región debido a que el grupo extremista sunita Estado Islámico de Iraq y el Levante (EIIL) ha ganado terreno por el norte del país, tomando Mosul, la segunda ciudad iraquí más importante, y ahora quieren llegar hasta Bagdad y derrocar al primer ministro Nuri al Malaki, líder chiita en el poder (2006) con el apoyo de Washington. La situación es compleja, pues en lo que va de junio ya ha cobrado más de 1000 muertos, según datos de la ONU. Obama pondera la dimensión del problema y envía un portaaviones y aunque diga que no volverán tropas cambia la estrategia y las llama asesores militares para acciones de inteligencia e incluso se acerca al régimen chiita de Irán -que apoya a Al Malaki-, su gran problema en la región por el enriquecimiento de uranio y encuentra la posibilidad de forjar alianzas para detener al EIIL diseminado entre Siria e Iraq con un botín que bordea los 450 millones de dólares y cerca de 30000 milicianos. Obama sabe que con Irán puede establecer nexos solo de alcance coyuntural, por eso aprovecha y los promueve en el marco de las negociaciones en Viena sobre el agudo asunto nuclear. Mientras tanto, su enviado Kerry le hace saber a Al Malaki la necesidad de un gobierno de unidad nacional al desnudar su incapacidad para conciliar sunitas, chiitas y hasta kurdos que forman una nación importante en Iraq. Dilema, pero Washington por su tradicional política exterior, aprendida de Henry Kissinger, no doblegará al dicho "nadie sabe para quién trabaja".