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Keiko Sofía Fujimori Higuchi y Pedro Pablo Kuczynski Godard. Es lo que hay. Uno de ellos tomará las riendas del país a partir del 28 de julio próximo. Qué más da. Ni vuelta que darle. El pueblo así lo quiso. La china y el gringo. Y la voz del pueblo es la voz de Dios.

La pregunta que sigue colgada al viento es: ¿qué hubiese pasado si Julio Guzmán continuaba en carrera? La ola morada iba in crescendo y amenazante. Y no faltan los que aún le juegan sus fichas a César Acuña. Con copia y con plagio. Pero… si mi abuela no se hubiera muerto, viva estaría. ¿Verdad?

Lo cierto es que las cabezas presidenciales de Fuerza Popular y Peruanos Por el Kambio cruzaron sables anoche por última vez y hemos entrado a los segundos afuera. A la recta final con harto fuete. Y se advierte una llegada de fotografía. Apretada. Por una nariz.

Sería ocioso repasar lo que contiene la pesada mochila de Keiko. Ya todos lo saben. O los tiempos idos de PPK. Me temo que le hizo falta una buena caspiroleta. A esta altura del balotaje queda poco por explicar. Poquísimo. Las urnas tendrán la palabra finalmente.

Eso sí: la preferencia ciudadana debe pasar por lo que dijeron y no dijeron sobre los grandes problemas del país. Basta de hipotecar el voto. El Perú está en juego. Rompamos de una buena vez aquel alegato de que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. No es mucho pedir.