Las reglas implícitas del fútbol peruano parecen haberse trastocado. El modus operandi habitual de una joven promesa ha sufrido cambios sustanciales de un tiempo a esta parte. Hasta hace poco se mantenía aquella tendencia en la que un jugador de cualidades importantes daba el gran salto al fútbol del exterior, lograba un mediano protagonismo y la convocatoria a la selección se caía de madura.

Hoy, las reglas del juego parecen haber cambiado. El torneo local se ha convertido en la vitrina predilecta para llenarle los ojos a Ricardo Gareca o, en todo caso, esa es la percepción que algunos jugadores estarían experimentando. Es por ello que Jean Deza y Yordy Reyna habrían decidido continuar con sus carreras en el Perú, algo poco común con dos jugadores con proyección menores de 25 años. ¿De dónde surge este cambio que resulta poco coherente?

La coyuntura ha variado el orden establecido, el DT de la selección se cansó de los viajes, de las reuniones en Europa, de los encuentros pactados para mendigar compromiso y optó por un camino difícil, pero que, parece, terminó siendo gratificante: sentó la base de su selección en el campeonato doméstico, se la jugó por los de acá porque no le quedaba otra y la jugada no le salió mal. Los embajadores de dicho fenómeno tienen nombre propio: Raúl Ruidíaz, Andy Polo, Edison Flores, Miguel Trauco y Pedro Aquino, entre muchos otros. Todos sabemos que los tres primeros ya volvieron al extranjero, pero esto no se habría dado sin aquel saldo valioso de sus participaciones con la selección que, a su vez, tienen origen en el desempeño mostrado en sus clubes.

Es por ello, quizá, que Reyna y Deza ven en casa aquello que perdieron estando afuera. Sin embargo, es oportuno preguntarse si realmente eso que ellos identifican como una solución es realmente tal. Juan Vargas ha regresado a la “U” y a sus más de 30 años no hay mucho que se pueda esperar de él a nivel de selección. Es por ello que su decisión no decepciona ni entusiasma. En cambio, dos jugadores jóvenes que optan por volver a pesar de tener la posibilidad de seguir fuera representan un caso sumamente complejo. Sobre todo porque ellos deben tener claros los motivos por los que no fueron convocados y deben saber si realmente se debe a la falta de continuidad o al poco acceso que Gareca tenía a sus participaciones en Europa y no a circunstancias de índole conductual o de ausencia de aquello que el argentino llama compromiso.

Sea cual fuere la razón, lo que necesitan es jugar, mostrarse y tomar las mejores decisiones. Si se retrocede, que sea para tomar impulso y no para hundirse en la mediocridad.