Es ineludible tratar el tema de Martín Belaunde y la irresponsabilidad, negligencia o complicidad de las autoridades peruanas en lo acontecido hasta hoy.

Siendo un caso tan delicado -por la relación tan estrecha que ha existido entre él, Nadine Heredia y el presidente Humala-, resulta sorprendente que no se haya solicitado el arresto efectivo en vez del arresto domiciliario, que no hayan existido las medidas de seguridad mínimas y que nadie en el Perú asuma la responsabilidad política.

Con respecto a los hechos narrados por Belaunde a raíz de su desaparición/fuga/secuestro, realmente parecen inverosímiles y cinematográficos. Nadie cree que todo haya transcurrido sin recibir una ayuda especial.

Lo que resulta vergonzoso es que el Premier y sus ministros no asuman responsabilidad alguna en lo acontecido. La debida diligencia obliga a que se hagan todas las gestiones de forma oportuna para lograr que Martín Belaunde se ponga a derecho y sea juzgado.

Lo que ocurre nos recuerda todo lo que hizo Vladimiro Montesinos al final del gobierno de Alberto Fujimori.

Hay quienes sostienen que si Martín Belaunde cae y habla -por la calidad y cantidad de información que maneja-, se podría derrumbar el gobierno de Ollanta Humala.

Una extradición limitada únicamente al caso “La Centralita” parecía el escenario menos malo para Martín Belaunde. Ahora la situación es mucho mas compleja y el desenlace será de película.

Todo indica que Martín Belaunde se hundirá, y si eso ocurre -como él ya lo anunció-, se llevará consigo a Ollanta y a Nadine.