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Ya que estamos con la fiebre del fútbol (sí, todo se paraliza por este bendito deporte), me da mucha bronca que nos alegremos cuando comparan a un jugador peruano con un extranjero y casi nos enorgullecemos escuchar que solo vale menos porque es del Perú, que si hubiera nacido en otro país pelotero costaría más. ¡Qué honor!

Y el fútbol, la expresión más democrática del planeta, en la que da igual nacer en Perú que en Italia, jugar en gras o en cancha polvorienta, patear una pelota de nylon o una de trapo, hacer una chalaca en la playa o una bicicleta en una losa, hoy se ha vuelto un deporte discriminatorio gracias a que dejó de ser un deporte para convertirse en un negocio.

Decir que Paolo Guerrero vale menos que Luis Suárez porque nació en Perú (Lima) y no en Uruguay (Salto) es doloroso, es aceptar que un peruano es una mercancía barata a comparación de otro producto made in otro país. Somos el carro chino que así tenga mejor rendimiento que un europeo, siempre costará más barato.

Miremos cómo algunos periodistas resaltan que Sebastián Vignolo, el comentarista argentino de Fox, endiose a Guerrero, sin darse cuenta de que, a su vez, resalta una fea comparación a modo de consuelo para el futbolista peruano. “Si Paolo Guerrero fuese argentino estaría en Barcelona”. Caramba, Hugo Sotil era cholo y jugó con Johan Cruyff en el Barcelona, ¿desde cuándo un deportista nacional se ha depreciado?

Si aceptamos que nuestros deportistas se vean limitados por su nacionalidad, entonces vamos camino a crear una sociedad igual de condicionada. Detrás de los futbolistas hay miles de niños que ven como ejemplos a cada uno de esos, por lo que difundir una comparación -sin cuestionar y sacando pecho- en desmedro de alguien solo por su país de origen no contribuye a salir de esta realidad.

Los futbolistas peruanos no valen menos ni más por su nacionalidad, esa es una condición del mercado y debemos resaltarla como tal. A los deportistas se les compara por su talento, su destreza, habilidad, inteligencia, no porque es negro, blanco, cholo, gringo.