Si Daniel Urresti, el exministro del Interior, evidencia una posible candidatura a la Presidencia de la República, no sin antes anunciar su ingreso a la política con el Partido Nacionalista, quiere decir que el Gobierno también ha comenzado su campaña. No hay otra explicación lógica a un discurso con doble mensaje.

Por un lado, queda en evidencia que el partido de Gobierno ha utilizado los recursos y la institución pública, como el Ministerio del Interior, para cuajar a un cuadro político. Por el otro, de manera intencional o no, la formación de Daniel Urresti hasta hace unos días pasaba camuflada, vestía de terno o chaleco del Estado, pero ahora luce con confort las botas de campaña.

En la Ley Orgánica de Elecciones, en su artículo 107, se señala que los ministros y viceministros de Estado, el Contralor General de la República y las autoridades regionales están impedidos de postular a la Presidencia si no han renunciado, por lo menos, seis meses antes de la elección. Es decir, Urresti solo tenía plazo hasta octubre de este año, pero la coyuntura le permitió anticiparse.

Sin embargo, queda en los ciudadanos y en los medios de comunicación estar atentos con las apariciones públicas que pueda tener Daniel Urresti, de la mano de cualquier funcionario estatal o en las ceremonias institucionales, como lo hacía en su momento Nadine Heredia de la mano de los ministros.

Esperemos que el Gobierno no utilice el aparato estatal para sacar provecho de su nuevo militante y promover su posible candidatura. Por su parte, Daniel Urresti debe, primero, subsanar su situación legal -aún en manos de la Fiscalía por la muerte del periodista Hugo Bustíos- y, luego, pensar en su carrera política.