Como cada inicio de año, la Policía Nacional ha hecho los cambios de colocación de su personal y ha repartido a nivel nacional a los generales que se harán cargo de las diferentes jurisdicciones del país, con lo que estos efectivos asumirán el gran reto de tratar de frenar la ola de delito que impera en el país y afecta a todos los peruanos sin excepción.

Otra vez el comando de la institución ha creado las macrorregiones policiales, que estarán a cargo de generales, algo que se hizo en el pasado cuando se puso a coroneles al frente de las regiones, pero que se desactivó por los pobres resultados mostrados.

Es de esperarse que esta vez sí pueda ponerse en jaque al delito, especialmente el asesinato, el robo, la extorsión y el sicariato.

De otro lado, tras la salida de un nutrido grupo de oficiales de la institución, la Policía cuenta con una nueva estructura que busca tener más gente operativa y menos jefes, tal como se ha planteado desde hace mucho, cuando se habla de tener más custodios en las calles y menos ocupando escritorios.

Sea todo esto un nuevo experimento o no, lo cierto es que la población ya no puede seguir esperando que el Ministerio del Interior y la Policía Nacional encuentren el norte en la lucha contra el hampa, pues cada día de demora estamos perdiendo más vidas en las calles.

Ya hemos tenido mucho tiempo para la evaluación y el diagnóstico. Es tiempo de pasar a la acción, pues la delincuencia se combate con acciones.

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