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Los ojos del mundo estarán centrados hoy en Cartagena de Indias, ciudad costera del Caribe, para tomar registro de la histórica firma del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, será testigo de esta ceremonia, de gran importancia para la paz y seguridad de América Latina, junto al rey Juan Carlos de España y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, entre otros personajes.

Pero ¿específicamente qué importancia reviste para nuestro país que Colombia salga de una guerra que ya sumaba 50 años? Eso mismo: tener un vecino fronterizo descontaminado de la violencia armada y que agota todos los esfuerzos para darle una perspectiva pacífica a sus ciudadanos. Eso como punto de partida.

Lo que se viene es un plebiscito, el próximo domingo 2 de octubre, a través del cual los colombianos votarán si refrendan o no el acuerdo y los diálogos entre los representantes del presidente Juan Manuel Santos y de las FARC.

Todo hace suponer que habrá luz verde, si nos atenemos a las últimas encuestas, en las que la mayoría está a favor de la firma y de que “Timochenko” y compañía abandonen las armas para convertirse en un partido político, aunque hay un porcentaje importante que tiene reparos fundados.

Bien por Colombia, nación hermana, que como el Perú ha gastado muchos años en bregar contra las diversas vertientes de la violencia y hoy respira otros aires.

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