Alguien del entorno del presidente Pedro Pablo Kuczynski, quizá un ministro o un asesor, debería hacerle ver que si no piensa indultar a Alberto Fujimori, sería mejor no andar manoseando el tema, tal como lo ha hecho hace pocas horas en una entrevista al diario El País de España, pese a que semanas atrás, cuando se archivó un proyecto para excarcelar a reos enfermos mayores de 75 años, dijo que no daría esa gracia al exmandatario preso desde hace 10 años.

Si el jefe de Estado está convencido de que Fujimori merece seguir en la Diroes, porque así lo manda la justicia, porque los médicos dicen que no padece una enfermedad terminal o por la razón que sea, ya pues, que lo deje ahí, pero que cada cierto tiempo no esté saliendo con que evalúa o analiza el caso. ¿O es que con sus palabras está tratando de entusiasmar al fujimorismo para salvarle la cabeza al ministro del Interior, Carlos Basombrío?

Además, queda claro que el presidente Kuczynski no va a indultar a Fujimori, pues eso significaría abrirse un frente con la izquierda -y sus afines-, que en parte es su aliada -aunque no en temas económicos- para tratar de hacer contrapeso político, en la calle, las redes y los medios, a la hegemonía “naranja” en el Congreso. Poner al “Chino” en la calle sería romper con los “amigos”, y más ahora que Chile ha ampliado la extradición del reo por delito de “lesa humanidad”.

El expresidente Ollanta Humala tuvo un pésimo gesto político y hasta humanitario cuando a mitad de su administración pidió públicamente a la familia Fujimori que, si quería verlo libre, solicite formalmente el indulto del exmandatario. Una vez que esta gestión se hizo ante el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, ¿cuál fue la respuesta del entonces gobernante? Decir que no. ¿Para qué entonces llamó a los hijos del exjefe de Estado a tramitar la gracia?

En el Perú, a nivel político, los ánimos están bastante caldeados como para que el propio presidente Kuczynski esté manoseando un tema sensible, tal como lo han definido los propios voceros parlamentarios del oficialismo. Bien haría el Mandatario en dejar de lado el asunto, si es que no va a firmar ningún indulto, para dedicarse a otros temas como, por ejemplo, el necesario cambio de miembros desgastados y cuestionados del gabinete ministerial.