Es un ejemplo con mayúscula. Una decisión del propio Evo Morales dispone que en todos los niveles de la educación escolar en el país altiplánico deberá estudiarse de modo obligatorio los argumentos que sostiene la pretensión histórica de una salida soberana al océano Pacífico.

Una cuestión de fondo importantísima es que esta decisión se hace en pleno juicio con Chile en la Corte Internacional de Justicia y otra, no menos importante, es que dicha enseñanza o aprendizaje, como quiera verlo, que tiene el carácter de obligatorio, está insertada en la currícula escolar. Los bolivianos están llegando más lejos que nosotros y eso tiene que ver con el temperamento.

En nuestro país, mientras estábamos litigando en la Corte, también con Chile, sobre la delimitación marítima de la zona de frontera sur entre ambos países, los canales para investigar o publicar materiales o libros sobre el contencioso no estuvieron abiertos. Era mejor que nadie discutiera sobre el asunto y no había las facilidades para hacerlo.

Con los maestros del Perú (Derrama Magisterial, SUTEP y Colegio de Profesores del Perú) logramos editar y publicar unos manuales sumamente didácticos para los estudiantes del país, a quienes se presentaba de modo muy sencillo y práctico los argumentos del Perú en el litigio que mantenía con Chile. Llegó el fallo y no se ha publicado nada para los niños y jóvenes del país, salvo la reciente reproducción parcial -lo cual es un error- de las piezas escritas del juicio.

Tampoco está inscrita la victoria jurídica en La Haya en los sílabos de estudios que conduce el ministerio de Educación.

Es muy importante que se haga para perennizar en las futuras generaciones del Perú una memoria colectiva de este episodio en la vida internacional del país. Solo hay que tomar la decisión, pero hasta eso sigue siendo un gran problema de nuestra clase política.