Puede que el presidente de la República tenga razón, que los alcaldes son unos ineptos y que hay que revocarlos. Gran novedad, a nosotros nos lo viene a decir. El problema es que, como siempre, es inoportuno plantearlo cuando lo que menos necesitamos en estos momentos es un problema más. Ahora no hay tiempo para discusiones políticas, ni siquiera deberíamos darle oídos a tanta ave de mal agüero que aparece en tiempos de crisis, pájaros carroñeros atraídos por la basura podrida con el agua de las lluvias. Ya habrá tiempo para pedir y saldar cuentas con los malos líderes, pero el momento necesita acción, mucho trabajo, coordinación de esfuerzos y solidaridad con los mas débiles. Llorar sobre mojado es una verdadera estupidez. Ya sabemos que somos negligentes, que ninguna experiencia hemos sabido aprovechar de idénticas catástrofes pero, de qué nos sirve sacárnoslo en cara en este momento. “Paro regional” escuché pronunciar como grito de guerra a otro de los ineptos alcaldes, esos que intentan calmar la furia de la gente haciéndola caminar bajo este sol abrasador. Estos mismos ciudadanos son los que se gastan el dinero en el monumento al burro o al árbitro, en vez de construir alcantarillas para que el agua no destruya el asfalto. Ya sabemos lo que sigue, los problemas de salubridad, las plagas y enfermedades, los efectos sobre las actividades económicas de la región, el encarecimiento y la especulación en los alimentos. Esperamos que la inversión pública en las obras de reconstrucción mejore la economía regional, que las cláusulas anticorrupción aseguren obras de calidad. Y que no se dé por recibida una obra que no esté garantizada para soportar los efectos del agua.