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La selección peruana se zurró en la historia, maniató la tendencia y reescribió su realidad con una goleada impensada en el Defensores del Chaco de Asunción ante Paraguay. Una cancha en la que jamás se había impuesto sirvió de escenario para marcar un antes y un después en el proceso de Ricardo Gareca. Definido por el propio entrenador como el mejor partido desde que él tomó las riendas, el triunfo ante la selección guaraní nos entregó una versión de Perú inédita hasta ahora. La innovación de esta propuesta radica en la simple pero vital presencia del gol. Ante Paraguay, como ante nadie, Perú se curó en gol de una costumbre nefasta que lo privaba de la capacidad de definir los partidos. No solo se hizo historia en una plaza en la que nunca nos fue bien, sino que se quebró una pésima versión fuera de casa que se vino cultivando a lo largo de la Eliminatoria para Rusia 2018. No quedaban dudas de que la de Gareca era una de las selecciones que peor jugaba de visita en comparación a los últimos procesos, pero el último jueves todo eso quedó de lado. Una vez anotado el tercer gol, la confianza invadió la cancha y Perú exhibió lo mejor de su esencia, tocó la pelota con calidad, jamás la rifó, peleó todas y, en contra de lo que podría inferirse, la seguridad del triunfo lo volcó aún más sobre el campo rival. La selección parecía querer anotarle a Paraguay todos los goles que había fallado durante años.

Pero ese partido, más allá del anhelo de que se haga eterno, ya quedó atrás. La resaca nos tiene que durar poco porque se viene una etapa compleja, ardua. Desde el preciso instante en que el partido en Defensores del Chaco llegó a su fin, Ricardo Gareca y sus dirigidos empezaron a vivir la etapa más difícil de su proceso. ¿Cómo asimilar los días siguientes a una presentación de ensueño cuando, a la vez, se viven los días previos a un partido todavía más arduo?

Es la primera vez que la selección vive un contexto así, venir de golear, hacerlo fuera de casa, lograrlo ante un rival al que nunca vulneramos en su campo es una circunstancia que, en otro escenario, hubiera ameritado varios días de incredulidad, jolgorio y una lenta reducción de los decibeles generados por tamaña victoria. Sin embargo, la realidad nos impide darnos esos gustos y nos planta este martes al mejor equipo de la Eliminatoria en un Estadio Nacional que, sin dudas, lucirá abarrotado. Un escenario inmejorable para ponerle punto final a la carrera hacia Rusia 2018 este año.

La clave radica en qué tanto puede aplicar el mismo mecanismo ante Paraguay esta selección para salir airosa y meterse realmente a la pelea por un cupo. La respuesta se sabrá el martes, cuando Perú corrija nuevamente la historia o nos devuelva al estado de letargo deprimente de los últimos 30 años. Hasta entonces.