Al gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski se le podrán criticar muchas cosas, graves algunas de ellas, pero lo que sí ha sabido manejar muy bien desde que asumió funciones es la postura en que ha puesto al Perú ante la tiranía impresentable del gobierno venezolano que encabeza Nicolás Maduro, quien en las últimas horas se ha terminado de quitar la careta.

En su afán por imponer la llamada Asamblea Nacional Constituyente, a fin de dar una nueva Carta Magna de acuerdo con sus gustos, ha desatado una matanza que ojalá todos, incluyendo a los gobiernos “progres” y a nuestros izquierdistas locales encabezados por el Frente Amplio, sean capaces de condenar y marcar distancia de la dictadura de Caracas, que ya traspasó todos los límites.

Ha sido una muy grata noticia que el próximo martes Torre Tagle se convierta en la sede de una reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la región para tratar en conjunto el grave problema que atraviesa Venezuela, que es manejada por un régimen dictatorial que busca imponerse a punta de muertos y violaciones a los derechos más elementales.

A diferencia de lo que pasaba hasta hace un año con el gobierno humalista, hoy los peruanos podemos estar orgullosos de tener una administración que está asumiendo el liderazgo en la región para condenar a la dictadura chavista que lleva en el poder casi 18 años, tiempo en que poco a poco las libertades han sido suprimidas hasta llegar al extremo de que se quiere imponer una nueva Constitución a la medida del tirano.