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Un mensaje político y social incluyó el primer discurso en público de Pedro Pablo Kuczynski como presidente electo, en la ceremonia de entrega de credenciales por el JNE. En pocas palabras, se dirigió al partido perdedor de la contienda y al público que lo apoyó, de igual manera a los peruanos que esperan se reduzcan las brechas de diferencia social.

Cuando el flamante mandatario habló de unidad, no pudo evitar referirse de manera indirecta al partido Fuerza Popular. En este punto pidió “tragarnos nuestras objeciones y trabajar juntos” al haber concluido la contienda electoral, más aún al remarcar que en su quinquenio “gobernará para todos”, incluidos quienes no votaron por él.

Era necesario que Kuczynski haga hincapié en darle vuelta a la página y acabar con el revanchismo de la derrota, para luego asegurar que haría lo mismo si no hubiera ganado la Presidencia de la República. Esperemos que Keiko Fujimori, quien se ha sentado en la otra esquina del cuadrilátero político que ella creó, tome este mensaje como una señal de bandera blanca.

Un buen gesto de PPK para el público es haber dejado de lado el mensaje técnico sobre nuestra situación económica, la cual calificó de buena, para enfocarse en la anhelada igualdad de derechos y progreso social, acortando las distancias de desarrollo que separan a las provincias de la capital, los Andes y la costa peruana.

Un país “moderno, justo e igualitario” puede ser un mensaje con tufillo popular, pero cae bien ahora que la gente puede seguir crispada por los resultados de las últimas elecciones. Si esto se traduce en confianza de los ciudadanos y del empresariado, esperamos que en los próximos cinco años del nuevo gobierno se ejecute este plan en beneficio de las grandes mayorías.