Haciendo sumas y restas por el aeropuerto de Chinchero, en Cusco, el presidente Pedro Pablo Kuczynski no logró demostrar al país que una adenda a favor del concesionario Kuntur Wasi sea lo más recomendable para las arcas nacionales, sino más bien su falta de comunicación y debilidad política, una vez más, frente al Congreso de la República.

Ha sido tan malo el mensaje político por televisión de Kuczynski que hasta se ha puesto en duda la credibilidad del primer dignatario nacional y ha quedado en evidencia la falta de reacción ante un problema que con el pasar de los días amenazaba con explotar. Y el alfiler cayó en manos de la comisión “Lava Jato” del Legislativo.

Por un lado, la explicación del supuesto ahorro para el país de 590 millones de dólares no debió ofrecerla a falta de un día de la ceremonia de colocación de la primera piedra para la obra en Cusco. Por el otro, la renuncia de la jefa de Ositran, Patricia Benavente, despertó la desconfianza de la famosa adenda a favor del concesionario.

El jefe de Estado ha quedado tan descolocado que un sector de la región Cusco, encabezado por sus autoridades, ha convocado a un paro regional e incluso ha pedido que Kuczynski viaje dentro de las próximas 72 horas para solucionar el problema. Y todo por no reaccionar a tiempo y una pésima comunicación.

Creemos que la inversión en Cusco es necesaria, pero con las cuentas y contratos claros. El presidente de la República se ha expuesto a que la ciudadanía piense que el Estado está favoreciendo al concesionario con un contrato a su medida (a pesar de que el proceso se dio durante la administración de Ollanta Humala). Ojalá tengamos en los próximos días, sin presiones de ningún tipo, el problema resuelto.

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