Sol de los soles fue la primera novela histórica de Luis Enrique Tord, historiador, literato, antropólogo y político, quien nos dejó hace pocos días. Conocí a Luis Enrique al coincidir como regidores de Lima y compartí con él una amistad imperecedera. Hablar de sus logros y cargos sería muy extenso. Fue director del INC, jefe del Archivo General de la Nación, congresista, catedrático de varias universidades, etc. Pero fue por sobre todas las cosas un ser humano excepcional.

En la historia, sus aportes y conocimientos sobre el Virreinato fueron muy importantes, su conocimiento sobre la monarquía inca y española, sin olvidar su pasión por la novela y la tradición. Para decirlo en pocas palabras, el historiador y el novelista usan dos espejos diferentes para proyectar las cosas. El historiador va en busca de la verdad; mientras el novelista, más inclinado a la poética, trata de atrapar la belleza. Para uno el instrumento de trabajo es el documento, para el otro la fantasía. Luis Enrique poseía estas dos grandes cualidades.

He conocido muy pocas personas con dotes y conocimientos en historia, música clásica, poesía, arte en general y política como Tord. En sus cuentos, él poseía una exactitud histórica tan precisa que no parecían cuentos.

Tuve el privilegio de ser un cercanísimo amigo y el beneficio de aprender de él y sus sabios consejos. Una persona con un don de gente inusual, esposo y padre ejemplar, casado con la dama cusqueña y también antropóloga Enma Velasco-Astete, mejor amigo y gran amigo de sus amigos. Además, con un gran e inteligente sentido del humor, jamás olvidaré las horas interminables de grata y culta conversación.

En los últimos días se han escrito múltiples textos en honor a la fructífera obra de Tord, pero yo quería recordar al amigo que partió, que deja una estela maravillosa de vida, al amigo que opinaba valientemente sin guardarse nada y que jamás perdió las formas, aquel amigo que nos encandilaba con sus apuntes históricos, anécdotas incomparables y comentarios a veces punzantes e irónicos.

Jamás había escuchado hablar con tanto énfasis de lo que significaba el concepto del verdadero amor de amigos, que significaba la amistad pura a cambio de nada.

Personalmente el “Sol de los soles” fuiste tú querido Luis Enrique Tord Romero, hasta siempre.