Triste es informar lo que pasa en la mayor parte del territorio nacional a consecuencia de los fenómenos naturales que dejan en la calle a miles de familias, vías obstruidas, servicios restringidos, fallecidos, cultivos destruidos, y que de seguro ahondarán los niveles de pobreza en la población.

El Gobierno está disponiendo ingentes recursos económicos para ayudar a los afectados y espera que pase todo para iniciar la reconstrucción.

Hemos sido testigos de que, ante este tipo de situaciones, lamentablemente, algunas personas que reciben los recursos para apoyar a los damnificados no le dan el uso adecuado y lo malgastan. Una situación que se repite año tras año.

Tenemos como ejemplo, en la reconstrucción de Pisco e Ica tras el terremoto, la asistencia que se debió brindar a poblaciones afectadas, la cual llegó de manera restringida.

En Arequipa, en enero último, se registraron fuertes lluvias que causaron serios daños.

La gobernadora Yamila Osorio, con el apoyo de alcaldes y otras autoridades, logró que se declaren en emergencia 49 distritos. Bien, porque así esas jurisdicciones acceden rápidamente a recursos públicos para asistir a quienes lo necesitan. La autoridad regional ha dicho que no entregará nuevos recursos si los alcaldes no rinden informes de manera oportuna del dinero distribuido anteriormente.

Buena medida que debe ser considerada como de control y fiscalización oportuna del que reciben los gobiernos locales.

Anteriores experiencias nos demuestran que malos gobernantes despilfarraron el dinero que era para los damnificados, al cual prefirieron dar un fin distinto para el que fueron aprobados. Controlemos mejor estos recursos en favor de los afectados.