¿Era para tanto, Confiep?
¿Era para tanto, Confiep?

Digamos que usted tiene un socio y que este comete un desliz o traición. La pérdida de confianza estaría plenamente justificada. Por eso, no se entiende el último comunicado de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales (Confiep), donde alerta al país sobre un conjunto de malas señales que, en materia económica, estaría impulsando el Gobierno. Si hay un colectivo al que Ollanta Humala no ha traicionado, es al de los empresarios. Y si hay un gremio vivamente complacido con que este abandonara su Gran Transformación, y apostara por una Hoja de Ruta que mantuviera el actual modelo económico, es la Confiep. Entonces, ¿por qué tanto brinco si el suelo, en líneas generales, está parejo?

Sin duda, hay mucho que cuestionar al Gobierno. Principalmente, su progresivo desapego por la institucionalidad, lo que alimenta las sospechas de una "reelección conyugal" en marcha. Pero la extensión y tono del comunicado ("El Perú está primero") evidencia que el principal gremio empresarial del país no solo tiene una lectura desproporcionada de la situación, sino una nula comunicación con Palacio de Gobierno. Si a ello se suma la percepción general, resumida por Mario Vargas Llosa en una reciente entrevista respecto a que nunca los empresarios peruanos han hecho tan buenos negocios como ahora, seguimos sin entender el tono empleado por la Confiep.

Si algo ha demostrado Ollanta Humala en el poder es que su terquedad es a prueba de balas, por lo que las conminaciones, en su caso, salen sobrando. Lo cierto es que hay un conjunto de empresarios que cree que solo marcando al milímetro a Humala, y ajochándolo cada vez que asoma un reflejo estatista (como cuando se interesó en la compra de Repsol), se evitará que dé un giro de 180 grados y aplique la Gran Transformación chavista. Transcurrida la mitad de su mandato, no creo que ese riesgo exista, sí el de un populismo que en determinados temas –como tarifas de servicios o combustibles- lo impulse a intervenir, cosa que no ha hecho hasta ahora. Pero de ahí a advertir un diluvio, hay mucho trecho.

Que fue torpe la posición de Humala respecto a la llamada "concentración" de la prensa, qué duda cabe, al punto que el Ejecutivo reculó formalmente respecto a impulsar una norma sobre la materia, pero el Congreso sí lo hará y habrá que mantenernos alertas. Tampoco ayudó la "reclutada" de un diario de circulación nacional, que puso en su portada al presidente de la Confiep por encima del Mandatario, exigiéndole que rectifique. Me cuentan que en la Confiep cayó muy mal esa primera plana, ¿pero acaso esperaban que después de tirar la piedra podían esconder la mano?

A Humala le conviene una oposición leal, una prensa independiente y un empresariado que entienda que el país está más allá de sus intereses inmediatos.

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