Los serios problemas en que están metidos el presidente Ollanta Humala y su esposa tras la captura de Martín Belaunde Lossio, cerca de la frontera entre Bolivia y Brasil, son el altísimo precio que están pagando por haber entrado de la manera más improvisada y poco seria a la política, lo que los llevó a ser “adoptados” por un empresario de billetera gruesa con intenciones de cobrarse la “generosidad” una vez que sus amigos lleguen al poder.

Habría que ver en qué país serio, con líderes políticos de verdad que no dejarían que se ponga en duda su buen nombre, un aspirante a presidente, que encima se la pasa hablando de honestidad, va a tener un “mecenas” que lo va a asesorar gratis y le va a pagar a su esposa un sueldo por consultorías que no se han hecho nunca.

Y eso que no estoy mencionando los otros negocios en los que está metido el hermano de la Primera Dama, su prima y otros parientes.

Claro, Humala ganó las elecciones y su examigo el capturado ayer en Bolivia comenzó a cobrar por haber sido generoso con el inquilino de Palacio de Gobierno. Ahí están sus movidas por los diferentes gobiernos regionales y el caso Antalsis, porque habría que ser bien ingenuo para creer que sus aportes fueron desinteresados y esperando únicamente que se instaure en el país un gobierno “nacionalista” que luche por la igualdad en el país o cosas parecidas. Mejor reírse antes que amargarse.

Hoy tenemos a un gobierno saludando formalmente la captura de este sujeto que se ha hecho pasar por “luchador social” y “secuestrado”. Pero habría que ver cuál es el ánimo dentro de Palacio de Gobierno, pues es evidente que una vez en la cárcel, el exprófugo no se va a quedar callado y menos para defender a sus examigos a los que antes dio de comer y ayudó a llegar al poder, con cargo a hacer luego negocios en los que tuviera que ver el Estado.

Es de esperarse que esos políticos y aspirantes a políticos que sueñan con llegar al poder tomen nota de cómo pueden terminar si se dejan “apadrinar” por impresentables de billetera gruesa que en el 99 por ciento de los casos no tienen buenas intenciones al hacer sus “desinteresados” aportes. Es mejor dedicarse a otras cosas antes de tratar de hacer una carrera con el apoyo de gente que, tarde o temprano, los terminará envolviendo en más de un escándalo.