Aunque nuestras expectativas casi siempre son no ganar ni perder mucho -aunque sí esperemos demasiado-, a un año de este nuevo gobierno debemos hacerles una evaluación a nuestros supuestos empleados, es decir, a quienes ocupan los cargos públicos. Es lo mínimo que podemos hacer, si es que la ociosidad manda durante el resto del periodo.

Sin embargo, no podemos ocuparnos de todo el elefantiásico aparato estatal. A nosotros nos toca analizar lo que esperamos recibir de esta administración de Pedro Pablo Kuczynski. Y la verdad, es muy poco lo que ha podido darnos. Si antes hablábamos de un crecimiento económico que no se transformaba en llevar un pan más para la mesa, ahora ni uno ni lo otro.

Entonces, es preocupante que haya pasado un año sin notarse un cambio de gestión. Se le puede echar la culpa al Congreso intransigente a cargo de Fuerza Popular y su furgón de cola aprista. Se puede criticar el mal momento de los precios de los metales. Se puede culpar a El Niño Costero por la reducción del sector agrario. No obstante, se elige a un nuevo gobierno precisamente para resolver problemas, no para que sea un barco a la deriva según la marea.

Por nuestros lares no vamos a seguir con la cantaleta de que no hubo un trabajo de prevención frente a un desastre natural. Pero, ahora que el mal temporal ha pasado, tampoco vemos un Ave Fénix levantándose a una velocidad que se requiere, sino una reconstrucción demasiado lenta en una etapa de estudios y perfiles de obras que debieran estar bien descritos.

Por parte de los congresistas que representan a esta gran región del norte, quienes más destacan no son precisamente por su labor de pensadores ni creadores de nuevas leyes para hacernos más fácil la vida. Resaltan quienes cumplen un protagónico rol político. Tenemos desde quienes dicen que leer causa Alzheimer hasta quienes plagian los proyectos de ley y salen elegidos secretarios generales de su partido.

Finalmente, la evaluación la debemos aplicar a nosotros mismos. Como empleadores, ¿hemos escogido a los mejores empleados? De errar, para estos fines están las revocatorias de alcaldes y gobernadores regionales. Pero, en caso del presidente y los parlamentarios, solo podemos observar si están cumpliendo el rol para el que los elegimos. ¿Lo están haciendo?