Si hay una gran lección que nos deja el llamado Niño costero que ya se aleja, es que el eficiente trabajo de las Fuerzas Armadas, dotadas de aviones, helicópteros y vehículos modernos adquiridos en los últimos años, ayudó a atender a los afectados de las zonas más remotas y a mitigar los daños, que pudieron ser mucho mayores, sobre todo en lo que a vidas humanas se refiere.

Durante el gobierno del presidente Ollanta Humala se adquirieron aviones de transporte, así como helicópteros y hasta un buque logístico, los que, en medio de la tragedia, permitieron asistir a los afectados, por lo que dichas compras deben ser tomadas como una primera etapa de una política de modernización de máquinas con miras a atender desastres naturales.

Hace pocos días se ha sabido que se ha aprobado el presupuesto para la compra de 36 nuevos helicópteros y 12 aviones de carga, lo cual es muy positivo si tenemos en cuenta que en el Perú estamos expuestos a desastres naturales no solo como los vistos en las últimas semanas. Recordemos que vivimos en una zona altamente vulnerable a sismos y tsunamis.

De nada nos habrá valido el desastre vivido por El Niño costero si no aprendemos la necesidad de tener unas Fuerzas Armadas debidamente equipadas para socorrer a los peruanos más necesitados en medio de una emergencia que, como en el caso mencionado, ha costado 107 vidas humanas, pero que pudo haber significado una tragedia mayor de no haber contado con las aeronaves que hemos visto operar eficientemente.