Mes de diciembre, se inicia el verano y ya se viven las fiestas de Navidad y Año Nuevo. En este contexto, alrededor de ocho millones de alumnos y alumnas de los colegios públicos y privados están terminando el periodo lectivo 2014.

Los chicos y chicas andan tensionados por los resultados de sus exámenes del último bimestre o trimestre, más aún los que tienen dificultades; los docentes estresados terminando de corregir las pruebas y los registros de evaluación; y los responsables de los sistemas de evaluación verificando que todo esté bien para la expedición de libretas y reconocimientos a los alumnos más destacados. Igualmente, los tutores acompañando a sus pupilos en las actividades de cierre, los directores monitoreando el desarrollo de las acciones programadas y esbozando los lineamientos institucionales y pedagógicos para el próximo año escolar, pero, lo más emotivo y trascendente son las vivencias en estos días de los que egresan del quinto de secundaria y están terminando su vida escolar.

¿Qué ocurre en estos diez meses aproximadamente de estudios? En realidad es el lapso en que se desarrollan cotidianamente las grandes intenciones educativas que constituyen los aprendizajes previstos en el currículo. Es la puesta en movimiento de la energía acumulada en los planes y programas. Claro está que también aparecen los saberes imprevistos en el marco de la mediación educativa que realizan los maestros.

Está concluyendo el partido para lograr que los alumnos de los diferentes niveles y grados alcancen competencias que incluyen capacidades, conocimientos, así como valores y actitudes. Esto es lo sustantivo. Esperemos que esto se haya logrado, en la perspectiva de la mejora de la calidad y equidad educativa.

Saludo a los niños, niñas y jóvenes al concluir un grado más de su escolaridad. También a los colegas maestros por el trabajo realizado durante el año que está culminando.