GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

El voto de confianza al gabinete Zavala, primero, y la solicitud de facultades para legislar en cinco materias, después, son hasta ahora los instrumentos más útiles para calibrar la dinámica entre el Ejecutivo y Fuerza Popular. Las primeras palabras de Keiko post segunda vuelta colocaron a su bancada al lado de una oposición no obstruccionista, una especie de SNIP que iba a dar luz verde a algunos proyectos no sin antes hacer explícitos sus reparos y contrariedades, y obligar a sus ejecutores a intensas jornadas de subsanación. Así fue con el voto de confianza, y hoy parece ser lo mismo con las facultades. Se darán, probablemente sin la reducción del 1% del IGV y no por 120 días, quizá por 60 o 90 a lo mucho. Cabe preguntarse entonces si el rol que se ha asignado FP es el correcto en un país que necesita celeridad en las decisiones para salir del marasmo estructural y la atonía económica. Y es oportuno que FP lo evalúe desde la perspectiva política, pues del rol que adopte dependen sus opciones al 2021. En uno y otro caso, FP debería evaluar su comportamiento en función de un ajedrez político interesado en jaquear no al gobierno de PPK sino al Frente Amplio. En ese hilar fino, debe entender que nada sacará haciendo de la cortapisa y el forcejeo con el oficialismo un modus vivendi. Más temprano que tarde, un pacto político pondría nitro a la aceleración de la economía y dejaría a Keiko con varios pasos adelante en el partidor del 2021. Sería una decisión osada, sin duda, arrebatada, por cierto, y que, de paso, relegaría al FA al exclusivo papel de obstructor oficial.

TAGS RELACIONADOS