La experiencia no es un atributo cualquiera. Solamente contarla ya es una ventaja extraordinaria en la vida para cualquier persona. Mirar cómo suceden los hechos varias veces, y sobre todo luego de haber actuado con resultados importantes, constituye un valor agregado que cuántos quisieran tener.

Haber gobernado el Perú en el inicio de una década particularmente distinta no solo porque era el comienzo del siglo XXI sino porque era el momento de la gran oportunidad de un futuro diferente para nuestro país, que pasara por una de las etapas más traumáticas de su historia como Estado. Fue un enorme reto personal y profesional para alguien como el suscrito, que dejó las aulas en las universidades del país y del mundo para entrar en la política y comenzar una tarea innovadora donde debía prevalecer el compromiso con la país para llevarlo hacia una posición económica con estabilidad, plenamente saneada y, lo más importante, en pleno crecimiento, que fue exactamente lo que hicimos cuando fuimos gobierno entre el 2001 y el 2006.

Recibimos el país con enormes fracturas en sus instituciones tutelares y fue nuestra tarea recomponerlas y empoderarlas, porque sin ellas, la democracia que tanto nos costó recuperar ponía al país en el umbral de la vulnerabilidad y del riesgo de los años anteriores. La regla de oro, entonces, para volcar una reingeniería nacional a todo nivel, fue asumir desde el comienzo todo con perspectiva de política de Estado. Esta fue la característica notablemente diferenciadora en la tarea del gobierno que nos propusimos para acabar con el drama histórico de mirar a la Nación solamente en lo inmediato, sin contemplar lo que le pudiera esperar a las generaciones venideras.

Para el Perú, quebrado en su esencia institucional por la ausencia de carácter y capacidad para definir políticas que le dieran orden y sentido a su destino, era imprescindible fortalecer la Nación desde sus propios cimientos y por eso establecimos el Acuerdo Nacional, que marcó el fin de la informalidad en la agenda nacional al crear un espacio idóneo para definir y fortalecer la institucionalidad del país, que había sido seriamente mellada. Solo así pudimos dedicarnos a la tarea de sacar al país de la orfandad económica en la que se hallaba, con un déficit fiscal que bordeaba el 3%. Cinco años después dejamos el país con un crecimiento de 7.5% del PBI y tuvimos un superávit fiscal de 2.5% y triplicamos las exportaciones particularmente agroindustriales y abrimos nuevos y expectantes mercados como la Unión Europea y China.

Habíamos logrado lo que nadie en años anteriores: controlar la inflación y lograr una estabilidad de precios nunca antes vista. Para hacerlo se requería visión de Estado y en su ejecución contar con el compromiso de los mejores hombres al servicio del país. No podíamos improvisar. Nunca lo hicimos y por eso nuestro gobierno ha sido considerado el mejor en la historia del Perú en los últimos 30 años; sin embargo, 10 años después, vemos que no ha continuado ese compromiso de actuar en base a políticas de Estado, tal como emanaron del referido Acuerdo Nacional, el mayor legado de democracia participativa que logramos hacer realidad. Hoy vivimos un serio proceso de desaceleración económica. Solo hemos podido crecer 2.5% y las cuentas fiscales han vuelto a mostrarse en rojo con 2% de déficit fiscal. Basadre, uno de nuestros mayores historiadores de la República, enseñó que el Perú es más grande que sus problemas. Ahora tenemos el nuevo reto de superar los estragos que han aparecido en los últimos años, como la inseguridad ciudadana, producto de un Estado que no ha sabido reaccionar para neutralizar y acabar con la creciente delincuencia. Si no creamos las condiciones para garantizar la paz social, contexto indispensable para crear más trabajo, no se podrá reconstruir y enrumbar al Perú. Esa será nuestra tarea inmediata. Para hacerlo se necesita experiencia y capacidad. El Perú no está para ensayos. Hemos demostrado que sabemos gobernar, y bien, y que podemos volver a hacerlo. Los peruanos tienen la garantía de que vamos a volver a crecer con más trabajo y seguridad ciudadana.