GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Con todo lo que significa la selección peruana, debemos agradecer que algún técnico decente haya agarrado al equipo de todos. El fútbol está hecho para los retos, pero levantar a Perú requiere de hazañas mitológicas. Así que si Ricardo Gareca quiere ponerse el buzo de la blanquirroja, que quedó penúltima en las eliminatorias mundialistas de Brasil, bienvenido sea él y su cuenta bancaria.  

Por eso, me causa gracia cuando algunos hinchas critican la presencia del técnico argentino porque querían a un entrenador de más nivel, que le dé caché al grupo, que el jugador lo respete y que ponga orden, como si los peruanos fueran grandes futbolistas. Es más, lo cuestionan a Gareca por no haber dirigido antes una selección nacional y solo por su último fracaso como entrenador del Palmeiras, club que casi pierde la categoría en Brasil.

A ver, métanse esto en la cabeza. Asumir el reto de dirigir a Perú no seduce a ningún técnico de nivel porque no hay organización seria en nuestro fútbol. ¿Acaso se han comido el cuento de que Bielsa o Sabella -subcampeón mundial con Argentina- siquiera pensaron en dirigir a Perú? Ojo, no todos vienen por dinero, estos quieren la gloria, y en nuestro país esa palabra deportiva en el fútbol ha sido suprimida desde hace 33 años.

Y Perú tampoco tiene los dólares ni el petróleo de los países árabes, a donde muchos han ido -como Diego Maradona- solo por ganarse 100 años de una vida cómoda. No. Nuestra selección urge de un técnico que quiera experimentar su planteamiento y plasmar una idea de trabajo acomodándose a nuestros recursos. Lo hizo Jorge Sampaoli en Chile, donde había ganado todo con la U de Chile y jamás había dirigido una selección.

Que la próxima Copa América en Chile, que está a unos tres meses, sirva solo como un entrenamiento para la nueva selección. No reclamemos resultados porque ni Gareca es mago ni nuestros jugadores son de nivel. Pisemos tierra y pensemos en Qatar 2022. ¿Y Rusia 2018? Ni lo sueñen, que ni muchos de los jugadores del fútbol peruano saben dónde queda ese país.