La decisión del 41° Juzgado Penal de Lima de rechazar el hábeas corpus presentado por la defensa del expresidente Alejandro Toledo, para dejar sin efecto la prisión preventiva dictada en su contra, es un duro golpe para el prófugo exmandatario, quien hace varias semanas debió ponerse a derecho para sustentar ante la justicia sus poco creíbles declaraciones en el sentido de que nunca recibió una coima de la constructora Odebrecht.

Lamentablemente, la negativa de Toledo de mantenerse al margen de la justicia no solo afecta su de por sí ya complicada situación jurídica, sino también a todo el Perú, pues guste o no el prófugo fue por cinco años presidente de nuestro país, y es una real vergüenza que tengamos a un exmandatario corrido de la justicia bajo el cargo de haber recibido una grotesca coima de 20 millones de dólares para favorecer a una empresa determinada.

Se equivoca Toledo y su esposa al insistir con el pretexto de la “persecución política”, pues tengamos en cuenta que desde hace varios años el exmandatario, desde el punto de vista electoral o de arraigo popular, no constituye ningún “peligro” para nadie. ¿Perú Posible y su líder, que en las últimas elecciones con las justas llegaron al 1%, pueden ser alguna amenaza como para que se le quiera ver tras las rejas?

Además, acá la acusación ha venido directamente del corruptor Jorge Barata, hombre fuerte de Odebrecht en el Perú, lo que concuerda con el desbalance patrimonial de la familia de Toledo, el cual se conoce desde hace varios años. Creo que no puede haber más indicios como para pedir el arresto preventivo. Entonces, eso de la “persecución política” parece un cuento de mal gusto o uno de los exabruptos a los que nos ha tenido acostumbrados Eliane Karp.

La peculiar defensa de Toledo a cargo de Heriberto Benítez tendrá que buscar otra estrategia para librarse del brazo de la justicia que, como con todo ciudadano acusado de corrupción, debe ser implacable; y más aún de un acusado que por cinco años ocupó el cargo de presidente del país gracias a la votación de los millones de peruanos que confiaron en él y que, como vemos, fueron defraudados por completo.

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