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Durante dos días los representantes del Ejecutivo con los titulares de los gobiernos regionales del país participaron de la segunda edición del GORE, especie de cónclave que busca desterrar las barreras existentes en la tramitología burocrática que impide la verdadera descentralización.

Dicho foro es especial, pues cada gobernador expone sus propuestas e inquietudes a los delegados de los diferentes sectores con la finalidad de facilitar gestiones y que años atrás se quedaban estancadas, obligando a las autoridades del interior “mendigar” reuniones con quienes tienen el control de la toma de decisiones.

El GORE puede ser un importante instrumento de apoyo en la gobernabilidad del país, especialmente para viabilizar diversos proyectos de desarrollo y que urgen ejecutarse en tiempos establecidos, sin que estos se paralicen por la falta de oportuna canalización de recursos o conflictos sociales que los amenacen, como ocurre hoy en día.

Hay que entender que el éxito alcanzado por una gestión regional redundará en el cambio del país y que afronta serios desafíos, en especial la lucha contra la pobreza y que demanda el compromiso de todos, pues sigue afectando a miles de peruanos, quienes están en condición de excluidos al no acceder a los servicios básicos como: agua, desagüe, electricidad, salud, educación y otros.

El GORE dará sus frutos si es ejecutivo, donde los acuerdos adoptados se cumplan y no se convierta en una mera reunión de simples amigos que esperan el final para la fotografía del recuerdo.

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