Fuerza Popular se presenta, el día de hoy, como el partido hegemónico del Perú. La hegemonía de FP tiene que lidiar con tres esferas concretas: la educación, los medios de comunicación y los organismos autónomos de control político. Un partido político que entrega la educación a sus rivales ideológicos está condenado al fracaso. La educación en manos de la izquierda y sus aliados tácticos, los liberales radicales, es una educación sesgada que pretende imponer su lectura sobre el proceso histórico, estableciendo una “memoria histórica” de izquierdas, contraria a la realidad, e inoculando la percepción guerracivilista sobre una etapa que fue de abierto combate al terrorismo. En manos del enemigo, la educación y la cultura se transforman en propaganda.

Fuerza Popular tiene que desarrollar una estrategia política con respecto a los medios de comunicación, actores fundamentales del último proceso electoral. La alianza táctica con la derecha empresarial se plasmó en la unidad de propaganda contra FP desde medios controlados por la derecha empresarial y los voceros del comunismo subsidiado (La República). FP, si pretende consolidar su posición hegemónica, tiene que conjurar el peligro de esta alianza táctica mediante el Poder Legislativo (una ley de medios), impulsando un entendimiento mediático que pase por los empresarios (un pacto ético de imparcialidad) o desarrollando una estrategia de infiltración en los medios abiertamente dominados por el sector caviar. Por último, con respecto a los organismos de control, Fuerza Popular debe aplicar una estrategia meritocrática de imparcialidad: ningún organismo independiente debe caer en manos de la izquierda. Hay que actuar preventivamente contra el copamiento de la estructura del Estado. Los funcionarios parcializados no deben acceder al más alto cargo de un organismo de control. Porque la hegemonía está fundada en la organización. Y solo el poder organizado se puede defender y expandir, con estrategia.