La reconstrucción de parte del país tras el devastador Niño costero despierta hoy muchas sospechas y suspicacias desde el Congreso y la Contraloría, y en parte eso es positivo, pues ambas instituciones están en la obligación de fiscalizar y controlar, ante lo cual el Poder Ejecutivo tiene que actuar con total transparencia, como lo ha anunciado, y absolver las dudas que vayan surgiendo.

Lamentablemente, en los últimos años, cuando el país ha tenido recursos para hacer obras, han surgido los delincuentes de cuello y corbata que han tratado de llevar parte de esos dineros públicos a sus bolsillos, lo cual, en parte, genera las desconfianzas que se hacen notorias en estos días, que es cuando el Ejecutivo traza su plan de acción para los próximos meses.

Ahora que es el momento de recuperar la infraestructura perdida por El Niño costero, las autoridades y las instituciones tienen una gran oportunidad de demostrar que sí es posible trabajar con honestidad y que el sistema de control funciona cuando los corruptos de siempre tratan de aprovechar la situación a fin de cargar con algo.

Hace pocos años, a través de lo sucedido en diferentes gobiernos regionales, vimos cómo el sistema no funcionó y que los corruptos hicieron lo que les dio la gana por años. Hoy el Poder Ejecutivo nos habla de una reconstrucción “diferente” y de hacer las cosas bien, y eso es positivo. Estamos, pues, ante una gran oportunidad de demostrarnos que en el Perú, cuando hay voluntad política, todo se puede hacer con limpieza y calidad.