Mucho se ha hablado en los últimos días de la responsabilidad que tendrían en el incendio de la galería Nicolini los funcionarios de la Municipalidad de Lima por la clausura “teórica” del local siniestrado, cuando en realidad seguía operando, y además por la implementación clandestina de contenedores; y también el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) por no impedir la explotación laboral de personas en esos ambientes, donde eran encerradas.

Estos servidores públicos tendrán que responder a la justicia, que ojalá haga su trabajo, no como en el caso de Mesa Redonda, en que no hubo un solo responsable. Sin embargo, habría que apuntar también a los dueños de la galería incendiada, a los responsables de su manejo y también a los propios comerciantes, esos malos “emprendedores” que si bien años atrás dejaron de invadir las calles, luego pasaron a ocupar locales de la manera en que les dio la gana.

Es verdad que la Municipalidad de Lima hizo a medias su trabajo de “clausura”, pues no supervisó que esta se cumpla, como tampoco impidió que se levanten contenedores durante la gestión de Luis Castañeda. Es verdad también que el MTPE jamás vio los casos de casi esclavitud ahí denunciados, quizá porque sus supervisores laborales andan de huelga en huelga. Pero no puede ser que por culpa de unos cuantos “vivazos” que no hacen caso a las normas de seguridad y de índole laboral, o que incluso reciben con matones a las autoridades si es que llegan por ahí, ahora se esté viviendo un drama en la capital, con una galería siniestrada en la que habrían fallecido cuatro jóvenes que estaban encerrados en ambientes que no deberían existir en ningún país civilizado, como el que se supone que somos. Todo esto en pleno Centro de Lima.

Si los responsables de la galería y los comerciantes de la zona que tendrían mucho que ver en el siniestro aún siguen en el Perú, las autoridades judiciales deberían disponer de inmediato al menos su impedimento de salida del país. No vaya a ser que luego aparezcan en Miami, Ecuador, Argentina o Colombia diciendo que son inocentes, que los odian por su éxito económico o que los quieren usar de cortina de humo. Ya pues.