Se equivoca el Poder Ejecutivo al tratar de poner a Nadine Heredia en calidad de “intocable” al protestar porque una empresa encuestadora tiene la “osadía” de preguntar en las calles qué tan corrupta considera a la Primera Dama y al ordenar a los procuradores dependientes del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos a que se abstengan de hablar públicamente de la señora que viene siendo objeto de investigaciones tanto en el Congreso como en la Fiscalía.

El domingo por la mañana vimos al presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, quejándose por un sondeo de CPI publicado en Correo y, casi a la misma hora, a la procuradora Julia Príncipe denunciando que les han puesto mordaza cuando de la Primera Dama se trata. ¿Qué viene después? ¿Que prohíban a los medios mencionar a la señora? ¿Qué exijan que esperemos una sentencia condenatoria para ponerla en una portada?

Preocupante que en una democracia se dé este tipo de reacciones de parte del Poder Ejecutivo. No olvidemos que antes tuvimos al presidente Ollanta Humala despotricando contra el Ministerio Público, la prensa y el Congreso, al que incluso ha comparado con la banda armada Sendero Luminoso. El Mandatario y su gabinete debe de tener en cuenta que en un sistema como el nuestro no deben existir las “vacas sagradas”.

Pero lo más grave acá es que esta actitud poco democrática del Poder Ejecutivo se da en un descarado intento por blindar a la esposa del Mandatario ante una investigación por presuntos actos de corrupción que acá o en cualquier parte del mundo tendría que darse sin obstáculos. Recordemos que antes hemos tenido un hábeas corpus para que no se hagan indagaciones adicionales a extraños movimientos de dinero que los Humala-Heredia deberían ser los primeros en aclarar.

Lamentable que una democracia donde no deben de existir los “intocables” tengamos a una ciudadana como Nadine Heredia usando a ministros para que salgan públicamente a blindarla. En cualquier país esto sería un escándalo y motivo de varias dimisiones, aunque bueno, estamos en el Perú, donde hasta tenemos un “cogobierno” que nadie eligió, pero que está ahí manejando los destinos de un país donde ojalá algún día exista una verdadera institucionalidad.