En 2014 se retomó la decisión de implementar para el 2015 la Jornada Escolar Completa (JEC) de 35 a 45 horas de clases a la semana en mil colegios de secundaria. En diversos artículos y opiniones hemos expresado reiteradamente nuestro acuerdo y apoyo con esta medida educativa. No obstante, señalamos que no bastaba con aumentar solo las 10 horas de clases, si es que estas no iban acompañadas con el mejoramiento efectivo de las condiciones de educabilidad en los colegios para mejorar la calidad de los estudios.

A puertas de concluir el primer semestre, observamos que mayormente no se han puesto en uso hasta ahora laboratorios, talleres, aulas funcionales y materiales educativos para optimizar los procesos de enseñanza y aprendizaje de las áreas curriculares priorizadas, particularmente la de inglés. Es más, hay problemas de gestión con el personal docente, auxiliar y de servicio para la atención educativa correspondiente. A los maestros que han asumido las horas adicionales aún no se les habría pagado sus haberes desde marzo.

Las altas autoridades del Ministerio de Educación, con buena intención, anuncian para el 2016 la puesta en marcha de mil colegios más de la JEC. Si aún los mil colegios actuales presentan serias debilidades que hay que superar urgentemente, ¿es conveniente incrementar las metas para el 2016? ¿No sería mejor en lo que resta del 2015 y los primeros meses del 2016 concentrar los esfuerzos financieros, administrativos y pedagógicos para mejorar y fortalecer lo que actualmente está en marcha? ¿Acaso no es mejor el aseguramiento progresivo y efectivo de la calidad de las reformas?

En realidad, es fundamental que los cambios sean eficaces y reales para que adquieran credibilidad y confiabilidad en la sociedad, los padres, los estudiantes y los actores políticos para que, de ese modo, tengan continuidad más allá del 2016.